Siempre aparecía en el mismo sueño:
Dentro de un enorme bosque, en medio de un camino que se dividía en dos; a veces cubierto de niebla o nieve, otras eran extremadamente calurosas y unas cuantas más llovía. Pero el lugar nunca cambiaba.
Y siempre acababa igual: en el momento que yo decidía por cuál de los dos caminos irme, despertaba de golpe y con un ligero dolor en el lado derecho de mi cabeza.
Había sido así desde que papá murió; bueno no era exactamente mi papá, él era… bueno… es complicado.
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